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El declive de las organizaciones políticas como RC, PSC y Pachakutik tiene un origen común

RC, PSC y Pachakutik enfrentan crisis interna y desconexión con sus bases, debilitando su peso político nacional.
La Revolución Ciudadana (RC), el Partido Social Cristiano (PSC) y Pachakutik (PK) marcaron por años el pulso electoral del Ecuador. Estas organizaciones, que construyeron una sólida presencia en el poder Legislativo, en gobiernos locales y en la escena nacional, hoy enfrentan un desgaste que amenaza su influencia y pone en duda su capacidad de representar a amplios sectores sociales.
El declive se evidencia en rupturas internas, pérdida de cohesión, debilitamiento territorial y un retroceso en los resultados electorales. Las tensiones entre facciones, la falta de renovación de liderazgos y la desconexión con las bases han reducido el alcance de estas fuerzas en el escenario político.
Esta fragilidad partidaria abre paso a liderazgos personalistas que operan sin estructuras sólidas, dificultando la construcción de agendas programáticas estables. A la vez, limita la capacidad de intermediación entre ciudadanía y poder, afectando la estabilidad de la democracia representativa.
Partidos históricos frente a su propia crisis
En la Revolución Ciudadana, la dependencia excesiva de Rafael Correa, hoy exiliado y condenado por corrupción, ha impedido una renovación de liderazgos y propuestas.

Ninguno de los candidatos respaldados por él ha alcanzado una aceptación ciudadana amplia, lo que se refleja en derrotas presidenciales consecutivas en 2021, 2023 y 2025. La última, frente a Daniel Noboa, fue la más amplia, con una diferencia de más de 1,2 millones de votos.

En Pachakutik, la figura de Leonidas Iza perdió fuerza tras decisiones contradictorias, como convocar a paros sin respaldo de las bases y suscribir pactos políticos cuestionados internamente. Esto profundizó la ruptura entre la Asamblea, las dirigencias y las bases, debilitando su capital político. La falta de cohesión ha impulsado el surgimiento de liderazgos regionales e independientes ajenos a la estructura del movimiento.
Pachakutik es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), creado para trasladar las demandas y propuestas del movimiento indígena al ámbito electoral e institucional. Mientras la Conaie funciona como una organización social y comunitaria con estructura propia y un enfoque en la defensa de los derechos colectivos, Pachakutik opera como una organización política que compite en elecciones y participa en la elaboración de leyes y políticas públicas.

El PSC tampoco ha logrado un cambio generacional. En 2025, la candidatura presidencial de Henry Kronfle se apoyó principalmente en campañas digitales con alcance limitado a Guayaquil, descuidando la conexión con las bases nacionales. Al igual que RC y PK, se sostiene en un liderazgo personalista, en su caso el de Jaime Nebot, lo que ha reducido su presencia y visibilidad en el escenario nacional.

El divorcio con las bases y las decisiones desconectadas
Para el analista político Maximiliano Donoso-Muller, tanto la RC como el PSC enfrentan un problema de desconexión con sus bases. Explica que las cúpulas han tomado decisiones de candidaturas sin considerar a quienes han trabajado en territorio, lo que ha generado conflictos y debilitado el respaldo de militantes y simpatizantes.

En Pachakutik, identifica que la presidencia de Leonidas Iza provocó divisiones internas y llevó a que organizaciones provinciales se distanciaran de la dirección nacional, especialmente tras su alianza con RC.

Donoso-Muller considera que estas fallas estratégicas se reflejaron en los resultados electorales, tanto en la Asamblea como en la Presidencia. Señala que la dependencia de figuras históricas, en algunos casos radicadas fuera del país, ha generado frustración en las bases y un progresivo alejamiento de militantes.

Añade que la volatilidad del sistema político ecuatoriano ha hecho que partidos que logran victorias importantes terminen desapareciendo en pocos procesos electorales, como ocurrió con la Izquierda Democrática.
En su análisis, las redes sociales han cambiado la forma en que los candidatos son percibidos, exponiendo de manera inmediata cualquier contradicción entre el discurso y la acción. También subraya que la mayoría de organizaciones políticas en Ecuador son movimientos, no partidos, y que se debería restringir el alcance de estos a nivel provincial, eliminando los de carácter cantonal.

Advierte que, si se aprueba la propuesta de eliminar el financiamiento estatal, muchos desaparecerán por falta de recursos, ya que este se convirtió en una fuente de sostenibilidad más que en un medio para fortalecer la representación.

La desconexión con las bases debilita la fuerza política
Tres analistas coinciden en que la pérdida de contacto con las bases ha deteriorado la capacidad de los partidos para sostener su peso electoral.

Sofía Guerrero, analista política, señala que en Pachakutik existe una dispersión interna muy profunda entre bases, asambleístas y dirigencias, lo que ha provocado la pérdida de unidad organizacional. En el PSC, indica que la estrategia digital utilizada en 2025 relegó el trabajo territorial, debilitando el vínculo histórico con sus simpatizantes.

Maximiliano Donoso-Muller enfatiza que tanto en RC como en PSC las cúpulas han tomado decisiones sin considerar a quienes trabajan en territorio, lo que ha generado conflictos internos y ha erosionado el respaldo de militantes y simpatizantes. Afirma que muy pocos partidos o movimientos en Ecuador trabajan de manera real con sus bases para construir estructuras sólidas y representativas.

Arturo Moscoso, director de la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UIDE, advierte que el cierre al debate interno y el predominio de liderazgos únicos en RC y PSC han bloqueado el surgimiento de nuevos cuadros, lo que se traduce en estructuras debilitadas y desconectadas de las necesidades locales.

Un desgaste estructural que erosiona la democracia
Sofía Guerrero considera que RC, PK y PSC atraviesan un desgaste profundo originado en tres factores: falta de renovación interna, fragmentación orgánica y aparición de figuras mediáticas que llenan el vacío institucional. En su análisis, esta dinámica ha generado una erosión estructural que impulsa la proliferación de liderazgos independientes y movimientos sin cohesión ideológica.

Guerrero advierte que el sistema proporcional con listas abiertas y distritos provinciales ha fragmentado la representación, favoreciendo candidaturas individuales por encima de proyectos partidarios. Esto, afirma, ha debilitado la gobernabilidad, pues la Asamblea se compone de legisladores sin disciplina colectiva ni cohesión, lo que impide consensos políticos duraderos.
Señala que el debilitamiento de bloques partidarios ha derivado en enfrentamientos entre figuras antes que en debates ideológicos.
En su opinión, las redes sociales han acelerado el reemplazo del liderazgo partidario por figuras personalistas, sobre todo urbanas y jóvenes, que concentran su estrategia en plataformas como TikTok.

Esta interacción directa con la ciudadanía, explica, ha reducido la política a dinámicas de entretenimiento y ha invisibilizado la institucionalidad partidaria. La consecuencia es un electorado que ya no confía en los partidos, sino en individuos, lo que facilita la llegada de candidatos sin preparación legislativa y propicia el oportunismo político.

Para revertir esta tendencia, Guerrero plantea reformas al Código de la Democracia que incluyan listas cerradas con preferencias partidarias, criterios claros de financiamiento, límites al mandato interno y obligatoriedad de elecciones internas.

También propone fortalecer la educación política y ciudadana, mejorar la comunicación institucional de los partidos y reorientar el uso de recursos hacia campañas que prioricen las estructuras colectivas sobre los liderazgos individuales.

La falta de renovación cerró el paso a nuevos liderazgos
Arturo Moscoso sostiene que el hiperliderazgo en la Revolución Ciudadana bloqueó el debate interno y el surgimiento de nuevos liderazgos, mientras que en el PSC se mantuvo un esquema similar bajo una figura dominante que no permitió renovación.

En Pachakutik, atribuye la pérdida de cohesión a los conflictos entre posturas ideológicas opuestas, que impidieron consolidar una proyección nacional unificada.

Moscoso señala que la fragmentación interna ha dejado un vacío que favorece la irrupción de figuras personalistas que se presentan como “outsiders”.

Esta situación se ve agravada por la facilidad para crear movimientos políticos en Ecuador, lo que multiplica opciones sin exigir estructuras sólidas ni propuestas programáticas claras. En su análisis, la pérdida de partidos fuertes genera una representación fragmentada, alianzas inestables y gobiernos sin apoyo legislativo constante, en un contexto de creciente apatía política.
El analista advierte que las redes sociales han reforzado el ascenso de liderazgos sin estructuras, centrados en apelar a las emociones más que en construir deliberación política.

En este escenario, propone reformas como primarias internas obligatorias y simultáneas, requisitos de afiliación previa para candidaturas, eliminación de candidaturas independientes y control estricto del financiamiento político, además de invertir en la formación de cuadros.

Estructuras verticales y ausencia de cuadros
Verónica Morales, abogada y antropóloga, considera que la concentración del liderazgo en figuras únicas ha sido uno de los principales errores estratégicos de RC, PSC y PK.

En la Revolución Ciudadana, explica, la figura de Rafael Correa ha presidido de forma vertical la estructura de poder, impidiendo la formación de nuevos cuadros y relegando a potenciales líderes como Andrés Arauz o Luisa González, quienes no han logrado posicionarse como máximos referentes.

Morales recuerda que recientemente autoridades locales de RC enviaron una carta a Correa para repensar el movimiento, lo que evidencia que el liderazgo sigue concentrado en su figura. Sobre el PSC, sostiene que el partido perdió influencia en la Sierra tras el desgaste de Cynthia Viteri como alcaldesa de Guayaquil, figura estrechamente vinculada a la cúpula socialcristiana.

Añade que la organización carece de cuadros propios y ha recurrido a candidatos externos, como Jan Topic, que no compartían plenamente su ideario.

En el caso de Pachakutik, Morales lamenta que un movimiento que nació como expresión política de los pueblos indígenas haya perdido fuerza y cohesión, incluso después de haber obtenido una bancada legislativa relevante en la Asamblea anterior. Señala que hoy sus asambleístas votan divididos y que no existe una agenda común que responda a las demandas de sus electores.
¿Cómo revertir el debilitamiento de las bases?
Los analistas coinciden en que la recuperación de las bases pasa por reformas legales y un cambio profundo en la cultura política.

Guerrero plantea un rediseño del sistema electoral hacia listas cerradas que fortalezcan la representación partidaria, sumado a la formación política de militantes y a una comunicación institucional orientada a lo colectivo.

Moscoso propone primarias internas obligatorias, afiliación previa para candidaturas y control del financiamiento.

Donoso-Muller insiste en la necesidad de que las cúpulas reconecten con quienes trabajan en territorio, recuperando la participación de las bases en la toma de decisiones.

Morales considera clave romper las estructuras verticales y promover nuevos liderazgos, evitando la dependencia de figuras únicas.

Según los expertos, solo combinando cambios estructurales en la ley con estrategias internas de fortalecimiento organizativo, los partidos podrán volver a ser canales efectivos de representación y articulación entre la ciudadanía y el poder.

Fuente: https://www.elcomercio.com/

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