Petróleo cae a $55 y riesgo país de Ecuador sube a 1.840 puntos en un clima de tensión global e incertidumbre electoral

El precio del petróleo WTI cayó este 9 de abril hasta los $55,76 por barril, muy por debajo de los $63,7 presupuestados por el Gobierno de Ecuador, mientras el riesgo país se disparó a 1.840 puntos. Se advierte que, si continúa la guerra arancelaria global, el crudo podría desplomarse hasta los $40, agravando la ya frágil situación fiscal del país.En medio de una guerra arancelaria cada vez más agresiva entre Estados Unidos y China, y a solo días de una crucial segunda vuelta electoralEcuador enfrenta un deterioro simultáneo en dos de sus principales indicadores económicos: el precio del petróleo y el riesgo país. Ambos movimientos reflejan la creciente incertidumbre global y local que empieza a condicionar el futuro inmediato del país.

Este 9 de abril de 2025, el barril de crudo WTI —referencia para Ecuador— se cotizó entre $55 y $56, su nivel más bajo en lo que va del año, tras el anuncio de que China aplicará aranceles del 84% a productos estadounidenses, en respuesta a las medidas que entrarán en vigor este miércoles desde la Casa Blanca, que elevarán los gravámenes hasta el 104% en total.

Esta guerra arancelaria no solo ha sacudido los mercados bursátiles, sino que también ha hundido el precio del crudo, al intensificar el temor a una recesión global.

Para Ecuador, este descenso no es un dato menor. El gobierno elaboró el Presupuesto General del Estado (PGE) de 2025 con un precio referencial del petróleo de $63,7 por barril, lo que significa que el crudo actual se encuentra más de $7 por debajo de lo proyectado.

Este desfase podría traducirse, en los próximos meses, en una caída importante de los ingresos fiscales provenientes de las exportaciones petroleras, obligando al Estado a recortar gastos, aumentar deuda o posponer pagos, en un contexto fiscal ya presionado.

Pero el petróleo no es el único indicador que se ha encendido. El riesgo país subió 50 puntos en una sola jornada, hasta cerrar en 1.840 puntos, su nivel más alto en semanas.

Este indicador, que mide el riesgo de invertir en deuda ecuatoriana frente a bonos del Tesoro de EE.UU., refleja la desconfianza de los mercados ante una combinación de factores explosiva: el colapso del crudo, el aumento de tensiones globales y la falta de certeza política interna. Con un riesgo país tan elevado, el acceso a financiamiento externo se encarece notablemente, lo que dificulta aún más la sostenibilidad fiscal del país.

El impacto de esta coyuntura no es casual ni aislado. A las tensiones geopolíticas se suma un giro en las decisiones de política energética a escala global. La OPEP+ ha anunciado un aumento de producción de más de 411.000 barriles diarios a partir de mayo, y la Casa Blanca ha confirmado que Estados Unidos también incrementará su oferta de crudo, lo que podría llevar a una sobreoferta en el mercado mundial. Esta combinación podría empujar los precios hacia los $40 por barril en los próximos meses, si la demanda global continúa debilitándose.

Paradójicamente, esta caída del precio del petróleo no es del todo mal vista en Washington. Analistas explican que a la administración Trump le conviene un crudo más barato: reduce la inflación interna, permite presionar a la Reserva Federal para que baje las tasas de interés —como Trump ha venido reclamando— y debilita económicamente a países como Rusia, que dependen fuertemente de sus exportaciones de hidrocarburos.

Para Ecuador, sin embargo, un petróleo barato no es una ventaja. Su economía dolarizada y dependiente de los ingresos petroleros sufre directamente por esta caída.

Y en un contexto político volátil, donde la segunda vuelta electoral entre Daniel Noboa y Luisa González se define este domingo 13 de abril, la incertidumbre se multiplica. El resultado de las elecciones será clave para definir si el país continúa con una estrategia de disciplina fiscal y apoyo multilateral, o gira hacia políticas de mayor intervención estatal y mayor gasto.

En este escenario, los próximos días serán decisivos. La combinación de factores externos y locales ha colocado a Ecuador en una posición económica frágil, donde las decisiones políticas y fiscales tendrán un impacto inmediato sobre los mercados. Por ahora, los números hablan: menos petróleo, más riesgo y un país que camina al filo de la incertidumbre.

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