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Petroamazonas y Petroecuador tendrían deudas acumuladas por 5.571 millones de dólares

El problema inició porque ninguna de estas empresas públicas tiene autonomía presupuestaria, pues sus ingresos, tanto por operaciones de campos petroleros como por preventas son depositados en una cuenta única del fisco, y luego redistribuidos según las prioridades del Gobierno, sin tomar en cuenta las verdaderas necesidades de inversión y operación de Petroecuador y Petroamazonas.

Esto provocó que se acumulen deudas, que según un estimado del Observatorio de la Política Fiscal llegó, hasta donde se ha podido recabar datos, a los 5.571 millones de dólares.

Según Jaime Carrera, miembro de este organismo, además de la opacidad que no deja dimensionar el nivel real de las deudas, el problema se agravó porque el Gobierno de Rafael Correa utilizó gran parte de los recursos que llegaban de Petroecuador y Petroamazonas para gastos corrientes o incluso pagos de deudas del Estado.

Además, según Fernando Santos Alvite, experto petrolero, esta falta de recursos y acumulación de deudas impidió que se cumpliera con objetivos principales cuando, en abril de 2010, Petroamazonas dejó de ser una filial de Petroecuador y se convirtió en una empresa a parte.

“La producción diaria de barriles de petróleo ha bajado en lugar de subir durante estos últimos años. Al momento, se produce aproximadamente 510.000 barriles por día, pero antes de la división en dos empresas, la producción estaba en 550.000 barriles por día”, acotó.

Gestión politizada 
Roberto Anker, analista de la empresa Proventus y experto en fusiones, comentó que ese declive en la producción petrolera es el resultado de una gestión politizada de las empresas públicas, donde se pospusieron inversiones importantes en potenciación y exploración de campos porque el Estado prefirió utilizar los recursos disponibles para otros fines.

“El proceso de fusión anunciado debería servir, en primer lugar, para transparentar el manejo y el presupuesto de la nueva gran empresa estatal de petróleos. Además, siguiendo el ejemplo de YPF en Argentina, o Ecopetrol en Colombia, con un plan adecuado de optimización de funciones y operaciones, el objetivo final sería, en 3 a 4 años, buscar socios estratégicos que inviertan en la operación de los campos petroleros”, dijo.

Por su parte, Luis Calero, abogado petrolero, afirmó que el proceso de fusión es una buena decisión. “Nunca hubo argumentos técnicos que sustentaran la división en dos empresas. La actividad se debía mantener de manera integrada, como era hasta antes de 2010”, contó.

Más de 11 mil serán evaluados
Edisson Garzón, presidente de Empresa Coordinadora de Empresas Públicas (EMCO), explicó que no son necesarias dos empresas porque se duplican costos de personal, financieros, de contabilidad, seguridad y planificación.

“La fusión de las petroleras es un proceso a largo plazo, por eso, las decisiones que se tomen dependerán incluso de factores externos como la posible construcción de la Refinería de Manabí o el aumento de la producción. Actualmente, entre las dos empresas hay 11.803 empleados”, acotó.

Para expertos como Santos Alvite, el tamaño óptimo sería de unos 5.000 funcionarios, tal como funcionaba Petroecuador antes de la división en dos empresas diferentes.

Garzón aseguró que la fusión no es “algo improvisado”, y que por la complejidad de las acciones que se deben realizar, en dos años estaría totalmente conformada la nueva gran empresa pública de petróleos. (JS)

Fuente:http://www.lahora.com.ec