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Los comicios que eligieron a Leonidas Iza como presidente de la Conaie dejaron dudas en ciertos dirigentes

Hay un acta oficial suscrita en el 2017, después del sexto congreso del movimiento, que dejó como mandato la elección de una mujer para la presidencia.

El séptimo congreso nacional de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), en el que el dirigente de Cotopaxi Leonidas Iza fue electo presidente para los próximos tres años, dejó desazón en varios de los líderes sociales.

No solo porque no se cumplió una resolución del penúltimo congreso nacional que se realizó en el 2017, cuando se trazó como “mandato” que la presidencia esté bajo el liderazgo de una mujer, sino también por las sospechas de una posible ‘manipulación’ de los votos en las elecciones realizadas el 27 de junio último.

El acta del VI congreso nacional que se realizó en Zamora Chinchipe, y en el que Jaime Vargas fue electo presidente, recogió las propuestas de las mesas de trabajo. Una de ellas estableció el ‘mandato’ para que la “próxima presidenta de la Conaie sea una mujer para hacer efectiva la equidad de derechos”.

Así, para este congreso que se desarrolló entre el 25 y 27 de junio en el pueblo Salasaca, en Tungurahua, se anunciaba la participación de cinco candidatos, pero solo tres la concretaron. De ellos, solo hubo una mujer: María Vicenta Andrade, dirigenta de la organización provincial Korpukis, del pueblo kichwa Saraguro.

Los otros dos fueron Leonidas Iza, quien ejercía la presidencia del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), y Marco Guatemal, mocionado por las bases de la Sierra Norte.

Iza se impuso con 821 votos; Andrade alcanzó 287 y Guatemal 153.

Según estimaciones, de las 15 nacionalidades y 18 pueblos indígenas que agrupa la Confederación, habrían asistido entre 1.500 y 2.000 personas, según el ahora exvicepresidente de la Conaie Manuel Castillo.

Anotó que son 20.000 organizaciones de base las que constituyen el movimiento y cuya democracia “funciona bastante bien”.

Los procesos electorales, contó, se inician con la selección de los candidatos para lo que deben pasar “muchos filtros”, como su formación política y participación social.

La campaña electoral la hacen visitando los territorios y en esta ocasión también sirvieron las redes sociales, en las que Iza tuvo una mayor presencia.

“La gente ve a la persona, su trabajo, sus propuestas, que hayan mantenido una línea ideológica. Esto va determinando la elección”, detalló Castillo.

El estatuto que rigió para el cónclave disponía el voto secreto y se permitió la presencia de entre 20 y 25 representantes de cada agrupación.

Ellos fueron “depositando su voto en un papelito” en una urna, contó Castillo, y hay que tener “mucha paciencia”, pues estos comicios les tomó poco más de siete horas.

Mientras, los otros nueve miembros del consejo de gobierno se eligieron en menor tiempo, pues los electores solo debían levantar una tarjeta que se les había entregado. “De esa forma es nuestra democracia”, agregó el dirigente.

La organización de este acto demanda de recursos que provienen de la autogestión para la alimentación y movilización.

Como apoyo, autoridades de Pachakutik (PK), brazo político de la Conaie, como alcaldes, prefectos o asambleístas, serían quienes contribuyen con la contratación de buses, por ejemplo.

Según Castillo, el congreso del 2017 no obligaba a que en estas elecciones sea una mujer la presidenta, pero recordó que sí había sido una postura de Vargas cuando fue electo.

Bajo ese contexto, estas elecciones dejaron preocupación en otros dirigentes.

Javier Aguavil, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Costa (Conaice), fue uno de esos cinco candidatos que buscaban llegar a la presidencia y decidió declinar para apoyar a Andrade.

Él evidenció su “malestar” por cómo se efectuó el proceso, y sus dudas surgen respecto a de dónde provinieron los recursos para organizarlo.

“Creo que se manipuló y jugaron con la necesidad de la gente, porque hubo representantes que contaron que se hicieron depósitos para que puedan movilizarse. ¿De dónde salió el dinero? Nos queda la duda”, dijo.

A su criterio, el ejercicio electoral fue ‘direccionado’, porque Vargas había hecho reformas de último momento al estatuto, incorporando a nuevas organizaciones, que se desconoce con precisión cuáles son, pero que habían sufragado.

Detalló que cuando se leyeron los resultados se habló de la votación de 1.590 personas, pero el padrón inicial registraba 1.420. “De dónde aparecieron los votantes”, se preguntó y lamentó que “se jugó con la conciencia de la gente”.

La inconformidad también la mostró el pueblo kichwa de Sarayacu. Su presidente, Túpac Viteri, denunció que se los excluyó de participar.

“En este congreso han tratado de deslegitimar nuestra participación, peleé para que podamos participar”, expresó en una rueda de prensa el lunes pasado.

Junto con Viteri estaba Patricia Gualinga, líder Sarayaku, que reclamó que Jaime Vargas fue quien los excluyó y con las reformas al reglamento interno “direccionó el apoyo a un candidato”.

“No se nos permitía ingresar a líderes reconocidos. Esto fue un retroceso y nos preocupa que la dirigencia haya manipulado todo un congreso para llegar a un objetivo concreto”, expresó.

Relató incluso que fue candidata para integrar una mesa ad-hoc de conducción, y desde ahí había observado cómo se “manipularon los votos”.

“Es increíble ver que todo estaba direccionado. Como mujer, no me siento representada por Iza”, increpó Gualinga, pero respetarán la nominación.

Iza, en una entrevista con Teleradio el viernes pasado, subrayó que respetará los mandatos de las bases, y cuestionó que como parte de la campaña electoral se utilizaba el trabajo por la educación intercultural para “espacios administrativos y obligar a los compañeros a que se posicionen con un candidato u otro”.

La etapa de transición para dar paso al inicio de su gobierno terminaría este martes y se prevé realizar una ceremonia simbólica en su natal Cotopaxi, en la que recibiría un bastón de mando. (I)

Fuente:http://www.eluniverso.com