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Alza salarial a $ 500 será una oferta difícil de cumplir si no se ata a la productividad, dicen expertos

Aún no se conoce el plan del gobierno de Guillermo Lasso para incrementar el salario de manera paulatina, durante los cuatro años de administración.

El incremento del salario básico unificado de los trabajadores a $ 500 mensuales en los cuatro años de Gobierno es una de las más importantes promesas de campaña del Gobierno de Guillermo Lasso. Sin embargo, aún no está clara cuál será la vía para dicho incremento, que en las actuales condiciones económicas, según expertos, podría afectar a los sectores de mano de obra intensiva y a las pequeñas y microempresas, especialmente si no se lo hace técnicamente. De momento solo se sabe que el plan de incremento será revelado por el propio presidente, según ha dicho el ministro de Trabajo, Patricio Donoso.

Para Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), va a ser difícil cumplir dicha oferta de campaña, porque en medio de la pandemia, con altos niveles de subempleo y con la baja del empleo pleno, la medida puede afectar sobre todo a pequeñas y microempresas, que actualmente no pueden pagar ni el mínimo. La medida, dice, suena contradictoria con el discurso que se ha dado de apoyo a micro y pequeñas empresas, dice. Aumentar, por ejemplo, el salario a $ 425 para el 2022 sería contraproducente y afectaría la competitividad, comenta.

Efectivamente, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que ahora se proveen de manera mensual, los indicadores de empleabilidad no logran recuperarse y el promedio del salario en Ecuador, antes que recuperarse, ha bajado. Mientras en enero de 2021 el promedio del salario en el Ecuador era de $ 434,7, para abril este ha bajado a $ 320,8.

Adicionalmente, el empleo adecuado (trabajo de al menos 40 horas semanales y con una remuneración equivalente al menos al salario básico unificado) cayó de 34% en marzo a 32,6% en abril de este año. Entre tanto, el desempleo en abril se ubicó en 5,6%, indicador levemente superior al registrado en marzo, que fue de 5,5%.

En el mismo periodo, el subempleo (menos de 40 horas de trabajo y menor salario) creció del 22,7% al 23,3%, mientras que el empleo no pleno (trabajo de menos de 40 horas y menor remuneración, pero en el que la persona no está buscando más horas de trabajo) pasó de 25,6% al 25,2%. Por su parte, el empleo no remunerado (trabajo sin recibir remuneración), en cambio, no tuvo casi variación al pasar de 11,3% al 11,6%.

Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, considera que para que sea viable el alza salarial es necesario reconocer que este depende de la productividad del trabajo, por lo que el desafío que debe cumplirse de manera paulatina es subir la productividad. Para Acosta Burneo, esto se puede hacer a través de reducción de aranceles de insumos, de bienes de capital, de depurar el exceso de regulaciones, de eliminar trámites innecesarios, a fin de eliminar los obstáculos a la producción. Explica que en este sentido es positivo el trabajo que ha planteado el nuevo ministro de Producción, Julio José Prado, en el sentido de crear mesas de productividad.

“Es una oferta política que debe cumplirla, pero lo importante es que esté en relación a la competitividad, para que no se destruyan empleos”, sostiene. Para Acosta Burneo la productividad es distinta según los sectores. Hay ciertos sectores intensivos en mano de obra y otros que usan más maquinaria. El mayor problema será para los sectores intensivos de mano de obra. Por ello, Acosta prevé que dicho incremento se haga de manera diferenciada, dependiendo de la evolución de la productividad y que unos sectores alcancen el valor de $ 500 mucho antes que otros.

Pablo Zambrano, presidente de la Cámara de Industrias y Productividad, explica que el sector empresarial siempre ha sostenido que cualquier revisión o incremento de los salarios debe ser con base a la productividad. Asegura que si no se hace de manera técnica, se podrían generar distorsiones en la economía.

Entre tanto, Gabriela Sommerfield, vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Quito, cree que el incremento deberá ser gradual. Para ello se debe fortalecer el sistema productivo, apoyar a las empresas en la reactivación económica con financiamientos a largo plazo, con costos financieros que tengan menores tasas de interés. El incremento, dice Sommerfield, debe ir atado a variables como la recuperación económica, al avance de la vacunación, al nivel de ingresos por créditos, entre otros.

A abril, la brecha promedio entre salario de hombres y mujeres es de $ 51

El presidente de la República, Guillermo Lasso, también ha hablado de la necesidad de equiparar los salarios de hombres y mujeres. Sobre el tema, los indicadores del INEC revelan inequidad en el tema laboral en relación al género.

En abril de 2021, la tasa de empleo global se ubicó en 95,3% para los hombres y 93,2% para las mujeres. La diferencia es mucho más profunda al mirar la tasa de empleo adecuado o pleno en abril, que para los hombres fue de 37,2% y de apenas 26,5% para las mujeres. Para abril de 2021, el ingreso laboral promedio de un hombre con empleo fue de $ 340,2, mientras que para una mujer con empleo fue de $ 289,2. Una diferencia de $ 51 en promedio.

Sobre el tema, Gabriela Sommerfield, vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Quito, considera que el salario no puede ser fijado con base en el género, sino medido con relación a la capacidad y responsabilidad del cargo. Las empresas serias no están mirando si el empleado es hombre o mujer, sino los talentos y la experiencia.

En todo caso, dijo que esta es “una linda oportunidad para trabajar con los gremios, apoyar a la grandes, pequeñas, medianas y micro para poder educarles y capacitarles sobre la asignación salarial, ir levantando conciencia en este tema”.

Por su parte, Pablo Zambrano, de la Cámara de Industrias y Productividad, indica que la igualdad de salarios debe aplicarse sin excusas. Recuerda que en las leyes y la Constitución ya se garantiza la no discriminación y la igualdad absoluta entre seres humanos. “El salario debe ser igual para cualquier persona con relación a la función que esté ocupando”.

Una manera de garantizar que no existan diferencias, dice Alberto Acosta Bureno, es eliminando esa percepción de que es más caro contratar a las mujeres, nivelando los beneficios. Por ejemplo, en el tema del permiso de maternidad, ahora también se da el permiso de paternidad, entonces se establece una equidad. (I)

Fuente:http://www.eluniverso.com