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Gastos se reducen y las cosechas aumentan con el uso de drones

Producir más y gastar menos, ese ha sido el eterno dilema de los agricultores. A esta operación aritmética se le debe incluir la necesidad de aminorar el uso de recursos naturales como el agua, que son cada vez más escasos en todo el mundo. Las necesidades de producción de alimentos van en aumento.La población mundial superó los 7 600 millones de personas y, según estimaciones de Naciones Unidas, en el año 2030 existirán 8 600 habitantes, es decir un 14% más de personas para alimentar. La población de Ecuador acaba de superar los 18 millones de habitantes. Lo que significa que se requieren más alimentos para satisfacer la demanda de la población.

En este escenario, aparece en el horizonte la agricultura inteligente. Este concepto involucra tecnologías avanzadas, empleadas en actividades rurales, tornándose más eficientes para que el productor pueda tomar decisiones que le ayuden a incrementar la producción y reducir gastos. Una de las opciones es la digitalización de los campos para optimizar el proceso de riego, por ejemplo.

Otra opción es la utilización de tecnología de drones para el riego, fumigación y fertilización de los cultivos agrícolas.
Precisamente, estas tres actividades son las que causan más gastos en el campo. Además, en el Ecuador, los campesinos están envejeciendo y las labores agrícolas resultan menos atractivas para los jóvenes, que prefieren migrar.

Banano y arroz

Los drones son hasta 50 veces más rápidos en la aplicación de productos químicos de protección de cultivos que el pulverizador de mochila típico. Esto reduce el tiempo y el costo que invierte un productor agrícola en el tratamiento de sus cultivos.

Al hacer las cosas de una manera eficiente y en menor tiempo, genera una eficacia uniforme de los productos de protección de cultivos. Esto redunda en una mayor productividad de la cosecha. Ecuador es el principal productor de banano del mundo. El uso de drones se está implementando en algunas plantaciones, con re­sultados satisfactorios.

En otra área de producción agrícola que se ha implementado esta tecnología es en la del arroz. En el caso de la gramínea, los costos de esta tecnología son menores. Una de las ventajas es que ayuda a conservar mejor los recursos vitales, particularmente en áreas con escasez de agua.

“Especialmente en los cultivos de arroz y banano, la aplicación de drones necesita hasta un 90% menos de agua que los pulverizadores de mochila”, dijo Hernán Camilo González, coordinador de proyectos para la región Norte de Latinoamérica (LAN), de la división de Soluciones para la Agricultura de BASF.

Posibilidad de alquilar

Los drones que se utilizan para la agricultura tienen algunas características especiales. Pues sirven desde el control de plaga hasta para rociar con agua o químicos a las plantaciones. Su autonomía de vuelo y su capacidad de carga es superior a la de un dron normal, pueden llevar hasta 30 litros de líquido.

El costo en el mercado ecuatoriano llega hasta los USD 20 000, lo que limita su penetración. Ante esto, varias empresas en Ecuador alquilan por horas estos aparatos no tripulados, lo que amplía la posibilidad de acceder a esta tecnología. El costo varía según el tipo de plantación y de trabajo. Por ejemplo, el servicio de fumigación de una hectárea de arroz va desde los USD 14. En el caso del banano, el precio parte de los USD 20.

La diferencia radica en el tipo de cultivo, ya que en el caso del banano y plátano debe ir de mata en mata regando, fertilizando o fumigando. Esto no sucede en el arroz, donde el tipo de aspersión que realiza el dron es diferente.
Con la forma tradicional de fumigar mediante el uso de mochila, sea manual o con motor, se tardan unas cinco horas para fumigar una hectárea.

Al utilizar drones se cubre el mismo terreno en un tiempo que va de 15 a 30 minutos, y casi no se desperdicia el químico. Según investigaciones, se estima que un dron puede fumigar hasta 23 hectáreas por día con el apoyo de solo dos personas, aproximadamente.

Al utilizar la aplicación tradicional de mochila se puede alcanzar un máximo de cinco hectáreas por día y se ocupan de cuatro a cinco personas para este trabajo. Además, con el uso de esta tecnología se fomenta una práctica sostenible. Al hacer con un dron las tareas de riego se optimiza la gestión de los recursos naturales y se disminuye el impacto de la agricultura en el ambiente.

Fuente:http://www.elcomercio.com