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Guayaquil ‘necesita más Puertos Santa Ana’ para el turismo

Guayaquil pasó de tener copado de brasileños el Puerto Santa Ana, con aforo al tope en hoteles cuatro y cinco estrellas, a propósito del final de la Libertadores, que se jugó el pasado 29 de octubre, a apenas lograr un 22 % de camas de hoteles reservadas para este feriado que terminó.Así lo revela a Diario EL COMERCIO Holbach Muñetón, presidente de la Cámara de Turismo de Guayaquil. Y va más allá. Octubre, en general, fue un mes en el que se recuperaron cifras alcanzadas en 2019 para el sector hotelero, porque hubo conciertos, congresosferias y la final de la Libertadores.

Pero llegó fin de mes. El 31 y el 1 de noviembre fueron nefastos. Un total de 18 atentados en menos de 24 horas tiró al piso la pluma de la reactivación turística, ya golpeada por pandemia, pero ahora opacada por las más de 1 200 muertes violentas que suma la zona 8 en lo que va de 2022.

“Te acuestas a dormir el fin de mes de octubre y te levantas en otro país. Los hechos violentos pasaron factura”, lamenta Muñetón.

‘Es como si solo existe Puerto Santa Ana’

En un recorrido del equipo de EL COMERCIO en días en que la hinchada del Atlético Paranaense y el Flamengo se “bandereaba” por el Puerto Santa Ana dio cuentas del contraste entre ese lugar y el cerro Santa Ana, que estuvo vacío y se mantuvo así durante el feriado de noviembre.

Una vecina que atiende un local, y que no quiso identificarse por temor a represalias municipales, contó que lo único que guarda como anécdota de la Libertadores es que allá subió la Conmebol a grabar un video y que hasta sus propias aguas llevaron los productores del audiovisual. “De allí, es como si solo existe Puerto Santa Ana. Es increíble cómo olvidan el cerro”, se queja.

Puede también contar que quienes allí viven no fueron tomados en cuenta para las agendas turísticas de Guayaquil. Y que escuchó de un par de turistas advertencias sobre no subir, porque “allá roban”. Esto pese a que una veintena de policías recorrió el lugar esos días.

Con el Estado de Excepción impuesto por el Presidente de la República y el consecuente toque de queda que con este llegó, los días para esa zona, donde existen al menos 26 locales de entretenimiento, están aún más oscuros ahora.

‘Necesitamos más Puertos Santa Ana’

Para Muñetón, Guayaquil sacó un 10/10 en la organización de la final de la Libertadores, pero por supuesto que reconoce lo que ocurrió aquellos días.  Y tiene un solo pedido para las autoridades de la ciudad: “hay que hacer más puertos Santa Ana. Esa es la lección, repotenciar otros lugares”.

Ese lugar colapsó, explica, porque es un rincón donde se tiene una percepción de seguridad, igual que Plaza Lagos (en Samborondón). ¿Entonces qué hay que hacer? Pues dice él que hacer sentir igual de seguros otros puntos.

Con él coincide Luis Alfonso Saltos, arquitecto planificador, consultor y catedrático. “Guayaquil concentra actividades turísticas en su zona urbana y sus áreas icónicas, con un notable desarrollo inmobiliario inversión específicamente en la zona del malecón y Puerto Santa Ana”.

Aprender de otras ciudades

Nueva York Barcelona entendieron culturatradicionesarquitectura espacios públicos como potencialidades para el turista y las pusieron en la oferta de esas ciudades luego de aplicar proyectos zonificados, recuerda Saltos. Eso debe hacer Guayaquil.

Una oferta interesante, por ejemplo, añade el experto, es repotenciar el turismo rural y hacer posibles paseos a la isla Puná, por ejemplo.

Por supuesto que el espectro violento que envuelve a la ciudad ha echado de lado ciertos anhelos en lo que respecta al tema. Solo por el toque de queda, la vida nocturna en Guayaquil, una ciudad con más de 39 600 comercios legalizados, ha muerto hasta el próximo 15 de diciembre, que termina la medida.

‘Inyectar seguridad

Alrededor de 10 mil uniformados resguardaron las marcadas zonas seguras para el final de la Libertadores: malecones, Palacio de Cristal, calle Panamá, zona hotelera y Puerto Santa Ana.

Con las explosiones vividas a fines de octubre e inicios de mes, la percepción de inseguridad se agudizó. Otro recorrido de este equipo constató que los locales de Urdesa central, por ejemplo, han cerrado sus puertas desde las 20:00 y hasta aplicaciones como Rappi ya dan aviso de que “por el toque de queda” solo laboran hasta las 20:00. “Es como otro confinamiento”, resume el viajero Paúl Arcillas, quien en el feriado prefirió alejarse de Guayaquil e ir a buscar tranquilidad a la montaña.

De acuerdo a cifras de la Terminal Terrestre más de 150 000 viajeros salieron de la ciudad entre el 2 y el 6 de noviembre. Santa ElenaManabí y Guayas fueron las provincias favoritas para esas salidas.

Saltos dice que una vez resuelto el toque de queda, deberá reforzarse la confianza de los ciudadanos en el espacio público y tener como meta el reconvertir la idea del turismo urbano para el guayaquileño.

Muñetón lo pone sencillo: Es necesaria la redistribución de los espacios turísticos para que las ganancias no solo lleguen a una zona. “Aquí están en juego los negocios y la vida. Es serio”, añade.

Fuente:http://www.elcomercio.com