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El 75% de la inflación energética en América Latina y el Caribe está ligada al precio de los combustibles.
Para mantener los precios estables a mediano y largo plazo, e incluso cubrirse de los estragos de las sequías, la matriz eléctrica de países como Ecuador debe ser lo más diversificada posible, con una creciente participación de energías renovables no convencionales.
La Organización Latinoamericana de Energía (Olade) lanzó el primer índice de inflación energética de América Latina y el Caribe.
Este 20 de mayo de 2024, la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) presentó el primer índice de inflación energética de América Latina y el Caribe.
El 75% de la inflación energética de la región está ligada al precio de los combustibles. Esto se debe, según Fabio García, especialista de Olade, a que «los combustibles pesan más que la electricidad debido a que el precio de los combustibles son más volátiles».
Aunque la inflación, o el incremento generalizado de los precios energéticos en la región se han reducido con respecto a los mayores picos de 2022, para evitar que se disparen los costos, con efecto en el bolsillo de los ciudadanos, hay tres pasos importantes que se tiene que dar como región.
«Debemos continuar en nuestra senda de diversificar nuestra matriz. Debemos incorporar crecientemente energías renovables no convencionales (eólica, solar, entre otras), que muchas de las cuales son bastante competitivas y tiene un impacto importante en los precios finales», recalcó Andrés Rebolledo, secretario de la Olade.
Asimismo, Hay que tomar muy cuenta el tipo de contratos que, en temas como suministro eléctrico, se firman en la región. Deben ser contratos de al menos 15 a 20 años para que se genere estabilidad en los precios.
A su vez, también se debe trabajar en aumentar la producción nacional (de cada país) de combustibles como el gas natural.
América Latina actualmente produce entre el 6% y el 10% del petróleo y el gas natural que consume el mundo.
Sin embargo, en esos tres puntos, Ecuador está atrasado con respecto a otras economías de la región, los pocos proyectos de energías renovables firmados están trabados y así como las inversiones para producir más gas.
En tiempos de apagones y crisis eléctrica, Rebolledo apuntó a que la diversificación es la base de todo
«La clave de todo siempre es la diversificación. En América Latina, el 75% de la energía eléctrica viene de fuentes limpias. De ese porcentaje, el 40% viene de hidroeléctricas. La integración entre los países, a través de líneas de transmisión eléctrica, también ayuda mucho en tiempos de complejidad», puntualizó.
En el caso de Ecuador, la energía hidroeléctrica llega a producir hasta el 95% de la electricidad en sus puntos más altos; pero cuando llega el estiaje, o la época seca, cualquier caída de la hidroelectricidad implica complicaciones en la provisión de energía.
En algunas economías de la región, de acuerdo con Rebolledo, incluso está llegando a considerar la energía nuclear.
«Hoy día hay tecnología nueva en este ámbito. Hay reactores que son más pequeños, más modulares. Incluso tienen estándares distintos de seguridad que los de hace años», aseveró el secretario de Olade.
El problema en algunos países de la región es el nivel de alto de sismicidad, como ocurre, por ejemplo, en Chile. Esto sí establece un desafío para la adopción de la energía nuclear; pero no la impide.
La inflación energética anual llegó al 1,96% hasta marzo de 2024
La inflación energética anual de América Latina y el Caribe (ALC) en marzo de 2024 (respecto a marzo de 2023) fue de 1,96%.
Esto refleja, de acuerdo a Olade, una etapa de estabilización de precios de la energía en la mayoría de las economías regionales, luego de la tendencia ascendente producida entre 2021 y principios de 2022, como consecuencia de la recuperación económica post COVID 19 período en que varios servicios energéticos tuvieron que ser subsidiados para enfrentar el golpe económico que representó dicha pandemia.
El crecimiento moderado que presenta el indicador durante el segundo semestre de 2023 e inicios del 2024, responde a la vinculación que tienen los precios de los combustibles en muchos países con el precio internacional del petróleo, el cual ha sido volátil, pero ascendente en la mayor parte de dicho período.
Los países con más inflación energética en el último año son Venezuela, Argentina y Colombia. En el caso de Argentina, por ejemplo, esto se debe a que el Gobierno de Javier Milei está liberalizando completamente el precio de los combustibles. Se pasó de una nafta de 30 centavos de dólar por litro a un precio de 1,20 dólares por litro.
En países como Ecuador, al contrario, los precios al consumidor son más bajos porque se mantiene caros subsidios a los combustibles y la electricidad.
La inflación energética de ALC, debido principalmente al alza en los precios de los combustibles y de la electricidad en varios países de la región, alcanzó en marzo de 2024 un valor de 0,58%, en tanto que la inflación total de la región fue de 0,3%.
En el período febrero 2022 – mayo 2022 la inflación energética aumentó debido principalmente al incremento de los precios por el conflicto Rusia – Ucrania, el cual produjo consecuencias heterogéneas tanto en los países productores como importadores de combustibles, alcanzando en marzo de ese año el valor más alto de 2,72%.
En junio 2023 se registra la inflación energética más baja con un valor de -0,68% debido a la incidencia directa que tuvo la disminución del precio del petróleo que alcanzó los 75,19 USD/barril en el mes de referencia, registrando el precio más bajo desde enero 2022, como consecuencia del temor a una recesión económica en la economía mundial y el alza en las tasas de interés.
En septiembre 2023 se da otra alza en la inflación energética alcanzando un valor 1.41%, debido a un alza de los precios internacionales del petróleo.
¿Cómo se calcula la inflación energética de América Latina y el Caribe?
El Índice de precios al consumidor del sector energético (IPCE) es un indicador económico-energético que mide la variación de precios al consumidor final de los productos que forman parte de la canasta energética, en un período determinado respecto a un valor de referencia o base.
La canasta energética es el conjunto de productos energéticos que los consumidores finales adquieren para satisfacer las necesidades de energía de sus hogares y corresponde a los siguientes rubros:
• Electricidad residencial
• Combustibles domésticos (GLP, gas natural residencial, carbón vegetal y leña)
• Combustibles para vehículos particulares (gasolinas, diésel oíl, biocombustibles (etanol y biodiesel), gas natural vehicular, GLP y electricidad para autos eléctricos)
Para el cálculo de la inflación energética, se toma los IPCE de 16 países, que representan el 95% del PIB nominal de la región y el 92% de su población. Los países analizados son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Perú, República Dominicana, Trinidad & Tobago, Uruguay y Venezuela. (JS)
«América latina está transformando sus sistemas eléctricos por consideraciones climáticas de mediano y largo plazo. Se está haciendo un esfuerzo por incorporar sobre todo energías renovables no convencionales. Brasil ha anunciado un proyecto importante de energía eólica off shore e incluso hay países analizando la energía nuclear. Esto frente a la escasez del recurso hídrico como consecuencia del cambio climático», Andrés Rebolledo, secretario de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade).
Fuente:http://www.lahora.com.ec