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Colegiales sí pueden hacerle frente a casos de acoso sexual

Aunque denunciar un caso de acoso sexual en un plantel educativo fue una pesadilla para Laura (nombre protegido). Ella siente que estuvo bien enfrentarse a esa realidad, pese a la incomprensión de las autoridades de su plantel. 

Cuando cursaba el último año en un colegio del norte de Quito, fue víctima de acercamientos incómodos por parte de un profesor de Química y Física. “Una vez me pidió que me quedara en el laboratorio para revisar unas notas, pero cerró la puerta y me pidió un beso. Me negué, pero no me dejaba salir. Me salvé porque otro profesor tocó la puerta y tuvo que abrir”.

Ella le contó lo ocurrido a su novio, quien estudiaba en el mismo colegio. En ese momento no denunciaron nada por no contar con pruebas. Luego, una compañera de ambos subió a una red social un estado con el profesor supuestamente dándole ‘respiración boca a boca’. Su novio grabó ese estado con su teléfono y denunció al profesor enviando una carta al rectorado. Después conocieron otros casos que involucraban al mismo maestro.

Al final, las autoridades le pidieron la renuncia, pero sus colegas tomaron otra actitud con el denunciante. “El profesor de educación física y un ingeniero le hicieron la vida imposible a mi novio. La rectora, incluso, le advirtió que no se metiera en esos temas si no quería perder el año con otros maestros”.

El caso ocurrió hace dos años, pero la denuncia jamás llegó al Distrito de Educación y menos a instancias legales.  Laura dice que eso se debió a que las autoridades del colegio “ocultaron el caso”, pero considera que los jóvenes deben llevar sus denuncias hasta el final.
Las cifras
Desde enero de 2014 hasta junio de este año, 268 denuncias de acoso sexual en colegios de Quito fueron conocidas por el Ministerio de Educación (ver recuadro). En dos de estas estuvieron implicadas autoridades de planteles. A escala nacional, en el mismo periodo, se han tratado 1.894 casos de este tipo.

Alejandra Arcos, sicóloga educativa, considera que el hecho de que en los últimos años se han reportado más casos no significa que el acoso sexual ha aumentado, sino que los chicos ya se atreven a denunciar a los agresores. “Eso es bueno, pues nos dice que la educación ha funcionado y que debemos seguir trabajando. Pero se debe incentivar más campañas educativas, que involucren a toda la comunidad educativa”.

Para ella, es necesario que los padres también estén pendientes de cualquier signo que puedan presentar de violencia sus hijos. “Pueden presentar heridas físicas, enfermedades frecuentes. También hay signos de comportamiento: dolores de cabeza, trastornos alimenticios, pesadillas, problemas de sueño…”.

Arcos explica que es importante que las estudiantes y padres conozcan los procesos a seguir para evitar que aumenten este tipo de casos.

Pone como ejemplo el protocolo del Ministerio de Educación, donde están los pasos que se deben darse  desde las instituciones educativas (ver cuadro). (ECV)