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¿Venezuela puede recibir ayuda militar para enfrentar la dictadura de Maduro?
La activación de los mecanismos internacionales de ayuda y “reciprocidad” que generen mayor presión al régimen de Nicolás Maduro, es lo que analistas recomiendan para avanzar en la solución de la crisis política venezolana.Al cumplirse un mes de las elecciones presidenciales, la situación de crisis política en Venezuela sigue sin resolverse y, por el contrario, el régimen de Nicolás Maduro en su afán de afianzarse en el poder recrudece sus ataques contra los derechos humanos y la dirigencia opositora.
Las detenciones y desapariciones forzadas de dirigentes opositores, comunitarios o defensores de los derechos humanos se dan a diario en un régimen que busca aplacar, a cualquier costo, el rechazo a un proceso electoral que burló e irrespetó todas las normas de transparencia.
Este 28 de agosto de 2024, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) realizó un balance de las reiteradas violaciones cometidas por el régimen de Maduro ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se comprometió a mantenerse alerta por los ataques que se siguen registrando en el país.
La semana pasada el exsecretario general del PSOE de Euskadi y presidente de la Fundación para la Libertad, Nicolás Redondo Terreros, reclamó a la Unión Europea que dé a Venezuela la misma atención que recibió Ucrania, cuando Rusia la invadió: «Venezuela no se merece menos atención que Ucrania», dijo.
Por el contrario, voceros y representantes de las naciones de América Latina alertan sobre los peligros que representa para el continente el régimen de Maduro, y sostienen la idea que sean los propios venezolanos quienes salgan a las calles a hacer respetar los resultados frente a unas Fuerzas Armadas que cuentan con entre 95.000 y 150.000 efectivos activos, sin contar a los reservistas e integrantes de las milicias bolivarianas, con los que podría superar los 250.000 efectivos.
La respuesta del continente, según analistas consultados, debe dirigirse a generar la presión suficiente a través de mecanismos como los cascos azules o el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), para que la dictadura de Maduro, proceda a una transición democrática y que las instituciones, sobre todo la Fuerza Armada Nacional Bolivariana acate el resultado y la decisión popular expresada el 28 de julio de 2024.
Bomba de tiempo en América
Pablo Guerrero Martínez, abogado y analista político, indicó que la respuesta que está dando el Sistema Interamericano de Naciones es una muestra del fracaso y la decadencia del mecanismo al que calificó de inoperante, al no dar una respuesta contundente ante el avance del modelo dictatorial venezolano.
Recordó que una de las misiones de la OEA “es velar con la Carta Democrática por la estabilidad democrática de esos países y es inoperante, no funciona”.
Coincidió con las declaraciones de Redondo, al señalar que Venezuela “debe recibir el mismo tratamiento por parte de las Naciones Unidas y de la OEA, en la misma tesitura que ocurre con Ucrania. Porque es incontestable el gran fraude y la violación a los derechos civiles individuales y humanos que vive el pueblo de Venezuela”.
Por su parte, Alfredo Rojas Calderón, académico y consultor político venezolano, acotó que aunque existen diferencias evidentes entre lo que ocurre en Ucrania, donde existe un conflicto armado internacional, y el conflicto interno venezolano que enfrenta al régimen chavista y sus fuerzas militares en contra de la sociedad civil, hay algunas similitudes.
Puso como ejemplo la desigualdad de fuerzas entre el poder real y material del madurismo y el poder simbólico e intangible de los opositores venezolanos. “En el conflicto Rusia-Ucrania la desigualdad es de capacidades materiales, básicamente militares. En ambos casos hay un agresor”.
Calderón acotó que las acciones de los regímenes ruso y venezolano les permiten “mantener el poder de hecho, además con las capacidades materiales, Maduro y la Rusia de Putin, no se basan en el derecho y la política, sino en la amenaza y el uso de la violencia”.
Advirtió que del mismo modo ambos regímenes manejan el “arquetipo cognitivo y conductual del enemigo- enemigos, es decir, no ven a los contrarios como rivales o adversarios, con lo que se puede cooperar a pesar de las diferencias, sino como enemigos radicales o existenciales”.
Hay mecanismos para intervenir en Venezuela
Guerrero manifestó que la situación que violaciones que padecen los venezolanos también es repudiada por el Papa Francisco, lo que debe llamar la atención a los naciones del mundo para efectuar una intervención concertada.
“Las señales que está mandando el Papa a las distancias internacionales son precedente para que se ejecute una acción concertada de las naciones, a efecto de poder cesar esta violación permanente a los derechos humanos”, apuntó.
Detalló que tanto las Naciones Unidas, como la OEA tienen mecanismos que pueden ser puestos en acción, “las Naciones Unidas tienen posibilidades coercitivas, como los cascos azules, pero esto es sobre todo una decisión política que debe defender los derechos humanos de los ciudadanos, sobre esa idea de la soberanía de los estados”.
Guerrero agregó que en el caso de América Latina es preocupante que no se ejecuten los mecanismos de “de defensa de ayudas recíprocas, como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), hay muchas posibilidades jurídicas dentro del derecho internacional”.
En este sentido, celebró las posiciones que han comenzado a observarse por parte de gobiernos como el de Perú, Costa Rica, Argentina e incluso el chileno, que denunciaron abiertamente las violaciones del régimen de Maduro.
Para Guerrero lo que ocurre en Venezuela, “es peor que en Cuba, porque es una dictadura perfecta, amparada en una pseudodemocracia, estamos ante una dictadura travestida de democracia”.
En este sentido, Rojas Calderón acotó que si bien en la perspectiva del derecho internacional, el conflicto electoral y político es “interno y corresponde a los venezolanos y a sus instituciones la solución, las instituciones venezolanas no son capaces de dar respuestas”.
Remarcó que la parcialidad manifiesta y la disfuncionalidad de las instituciones venezolanas obliga a los venezolanos a esperar apoyos externos para una solución.
“Solo la Corte Penal Internacional puede actuar por crímenes de guerra o contra la humanidad, del resto, la sociedad internacional no tiene ningún órgano que pueda imponer el derecho internacional, a menos que actúe el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia y China, son países protectores de Maduro”, lamentó. (DLH)
Fuente:http://www.lahora.com.ec