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Se estrecha el cerco en torno al jefe de Estado Islámico
Las ciudades de su califato -Mosul, Raqa, Tal Afar y, dentro de poco, Deir Ezzor- han ido cayendo una tras otra y sólo le queda una región recóndita, en el valle del Éufrates, cerca de las fronteras siria, iraquí y jordana, para intentar escapar a los aviones, drones, soldados y milicianos que andan tras él.
Esta zona desértica, poblada de tribus sunitas recelosas con los gobiernos de Siria e Irak, es su último bastión y su última esperanza de reconstituir, en la clandestinidad, un movimiento de guerrilla para los próximos años.
«Parece que Al Bagdadi, su chófer personal, Abu Abdelatif Al Juburi, y su mensajero personal, Masud Al Kurdi, se encuentran en el valle del Éufrates, entre Bukamal (en Siria) y Al Qaim (en Irak), pues han sido detectados varias veces en esa zona», aseguró a la AFP Hisham Al Hashimi, especialista iraquí en movimientos yihadistas y gran conocedor del grupo EI.
«La estrategia que el grupo adopta a partir de ahora es la del emirato de los talibanes tras su derrota de 2001», agregó. Esto es, «pasar de una organización que controla un territorio a un grupo capaz de organizar importantes operaciones terroristas. Para ello, cuenta con su gran experiencia militar y en temas de seguridad y con sus importantes capacidades financieras», añadió.
Difícil de desemboscar
El jefe del EI, apodado «el fantasma» por sus hombres, que sólo hizo una aparición pública, ha sido dado por muerto varias veces después de bombardeos aéreos de la coalición internacional, aunque en realidad probablemente siga vivo, escondido en el valle del Éufrates, según indicó a principios de septiembre Stephen Townsend, comandante de la coalición antiEI en Irak y Siria.
«No he visto ninguna prueba convincente, información o rumor de ninguna fuente acerca de su muerte (…) Hay también datos de los servicios de inteligencia que apuntan a que todavía estaría vivo», afirmó.
«El último combate del ISIS [acrónimo inglés del EI] tendrá lugar en el valle» del Éufrates, agregó el oficial. «Cuando encontremos [a Al Bagdadi], creo que primero intentaremos matarlo. Probablemente no merezca la pena tratar de capturarlo».
El estadounidense Aaron Zelin, experto de la región en el Washington Institute for Near East Policy, también consideró que el «califa» estaría escondido, «muy probablemente» en esa área entre las tres fronteras, en una aldea, una cabaña o una cueva cerca del río.
Al Bagdadi y los jefes del EI «intentan sobrevivir para preparar su retorno», explicó a la AFP. «Siguen su manual de los años 2009-2012 en Irak, cuando la alianza de tribus sunitas y el ejército estadounidense acabaron en el plano táctico con la organización que los había precedido, el Estado Islámico en Irak, aunque esta consiguió sobrevivir estratégicamente» hasta transformarse en el EI, tras un cambio de jefes y de nombre.
Sumido en la clandestinidad, desconfiado en extremo, rodeado de hombres de confianza de su propio clan o de viejos conocidos, «el fantasma» no será fácil de desemboscar. Casi nunca sale al exterior ni emplea ningún medio de comunicación moderno, y recurre a mensajeros discretos y aguerridos para transmitir sus mensajes, aseguraron en Bagdad oficiales iraquíes.
Además, la región en la que se encuentra está poblada de tribus sunitas, muchas de las cuales convertidas al salafismo por la influencia de imanes wahabitas formados en Arabia Saudita, que acogieron a los combatientes del EI como a libertadores frente a los poderes de Damasco o de Bagdad.
Fue en esta región, justo después de la invasión estadouniense de 2003, donde el Al Qaeda iraquí instaló sus principales campamentos y centros de entrenamiento. (I)
Fuente:http://www.eluniverso.com