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Las redes políticas de Caracas estarán en juego en las elecciones del 28 de julio de 2024

Las elecciones en Venezuela tienen el potencial de redefinir el panorama político internacional.

Las elecciones presidenciales en Venezuela del 28 de julio de 2024 tienen el potencial de redefinir el panorama geopolítico en múltiples regiones del mundo. La red de relaciones internacionales tejida por Caracas está en juego, y su futuro dependerá en gran medida del resultado de esta crucial votación.

Las consecuencias de estos comicios se sentirán profundamente, desde La Habana hasta Washington, pasando por Brasilia, Bruselas, Moscú y Pekín.

La política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela, por ejemplo se ha centrado en sanciones y presiones diplomáticas para promover un cambio de régimen.

Un cambio en el liderazgo venezolano podría alterar la dinámica de estas relaciones, relajando las sanciones si se percibe un cambio hacia la democracia o intensificándolas si hay una continuación del chavismo.

Una mejora en la situación política y económica de Venezuela podría reducir la migración hacia Estados Unidos, mientras que una situación adversa tendería a incrementarla.

La situación en América Latina

Si se llegara a producir un cambio de Gobierno en Venezuela, es probable que se reconfigurasen las alianzas regionales y se intensifiquen las negociaciones sobre temas como migración, comercio y seguridad.

Además, un nuevo liderazgo en Venezuela podría afectar la dinámica de organismos regionales como la CELAC y la OEA, y generar un impacto en las economías vecinas, especialmente la colombiana, debido a posibles cambios en la política energética y comercial.

Argentina, Costa Rica, Guatemala, Paraguay y Uruguay emitieron el 19 de julio su preocupación por el proceso electoral en Venezuela.El presidente de Chile, Gabriel Boric, asimismo, ha sido una de las voces más críticas con Nicolás Maduro desde su llegada al poder en marzo de 2022.

Del otro lado está el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien mantiene una relación cercana con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en cambio, ha pedido que los comicios se realicen en «plena normalidad democrática» y ha abogado por una amplia presencia de observadores internacionales.

México ha mantenido una postura de no interferencia en los asuntos venezolanos.

En estas elecciones también está en juego la  red de relaciones internacionales que Caracas ha forjado desde la llegada del chavismo a Venezuela, de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) a Petrocaribe, porque la espina dorsal de todas ellas es la afinidad política.

Unión Europea es crítica con el Gobierno de Maduro

La Unión Europea ha sido crítica del régimen chavista, ha impuesto sanciones y ha promovido el diálogo para una solución pacífica a la crisis venezolana.

Un cambio de Gobierno podría abrir nuevas oportunidades para la cooperación y el apoyo europeo en la reconstrucción de Venezuela, siempre y cuando se perciba un compromiso con los principios democráticos y los derechos humanos.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha lamentado que Venezuela haya revocado la invitación a la Unión Europea para observar las elecciones del próximo 28 de julio, lo que a su juicio impedirá a la comunidad internacional tener la garantía de que esas elecciones pueden «ser homologadas».

Fuente:http://www.lahora.com.ec