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A un mes del huracán, Puerto Rico batalla sin electricidad y con áreas inaccesibles
«Fueron unos días difíciles, desesperantes. No encontrábamos salida y el huracán causó mucho daño», dice Samuel, de 35 años, cuando se cumple un mes desde que la tormenta azotó la isla.
El puente que fue arrastrado por María daba acceso a la pequeña comunidad de Río Abajo, en la municipalidad de Utuado, un área montañosa en el centro-oeste de Puerto Rico.
En su lugar, ahora los residentes instalaron un precario sistema de cuerdas para poder recibir suministros sobre un río contaminado con aguas negras por el colapso de una tubería.
Sobre el resto de puente que quedó, la comunidad instaló una bandera de Puerto Rico y un letrero que dice «Campamento de los Olvidados».
Durante las dos largas semanas que siguieron al huracán, las 27 familias de Río Abajovieron que sus reservas se terminaban. Samuel, que es diabético, necesitaba mantener refrigerada la insulina. «Pero ya se me estaba acabando la gasolina para la planta eléctrica», recuerda.
Hoy en día, los residentes reciben consistentemente comida, agua y medicamentos por helicóptero, pero los residentes claman por un puente «para sacar nuestros vehículos y salir afuera en caso de una emergencia, o si ocurre un deslizamiento», dice Samuel.
Como ellos, aún persisten en Puerto Rico comunidades que quedaron totalmente aisladas después del azote de María el 20 de septiembre pasado.
La parte de la isla que no está inaccesible, permanece a oscuras, con poca conexión telefónica y una economía paralizada en medio de una grave crisis fiscal que la había llevado a la quiebra en mayo.
El gobernador, Ricardo Rosselló, visitó Utuado este miércoles para entregar suministros, sin llegar a Río Abajo.
«Ciertamente Utuado es uno de los municipios más afectados en todo Puerto Rico. Nuestro compromiso es darle apoyo y asistencia durante todo el camino de recuperación», dijo el gobernador en el lugar.
A pesar de estos esfuerzos, la situación es precaria. Transcurrido un mes desde que el huracán golpeara este territorio estadounidense, el 81% de los clientes sigue sin electricidad.
La lentitud de la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) para poner en marcha el sistema ha sido el principal escollo con que tropiezan los puertorriqueños que quieren recuperar la normalidad.
Esta situación no sólo tiene paralizada la producción de la importante industria farmacéutica, sino que la mayoría de los comercios -incluidos restaurantes- y las empresas no están operando o lo hacen a un elevado costo mediante la utilización de generadores de diésel.
La situación que atraviesa Puerto Rico se produce a poco más de un año de que Washington estableciera una Junta de Control Fiscal para lidiar con la deuda de 73.000 millones de dólares.
El economista Joaquín Villamil dijo a la AFP que las pérdidas por María se estiman en 20.000 millones de dólares, casi cuatro veces las pérdidas producidas por el ciclón Georges hace 18 años, medidas en dólares de 2016.
Villamil opinó que los fondos de la agencia de gestión de emergencias FEMA y de las aseguradoras tendrán un impacto positivo en el PIB de la segunda mitad de 2018 y en 2019, pero que éste será temporal.
«Desde el punto de vista de la economía, no hay mucha ganancia neta», subrayó el economista, presidente de la firma Estudios Técnicos.
Hay que recordar -explicó- que ya la economía venía contrayéndose desde 2006 y que María retrasará la recuperación.
Para el economista, volver al Producto Interno Bruto (PIB) real de 2006 tomará al menos hasta 2026 y posiblemente algunos años más.
También indicó que la salida de la población puertorriqueña hacia Estados Unidosagravará aún más la situación. Se proyecta que para 2026 la población se haya reducido a 3,1 millones, quizás menos, dijo.
El gobierno de Florida calcula que desde el 3 de octubre -día en que se activó una emergencia para hacer frente al éxodo- han llegado a este estado más de 36.000 personas provenientes de la isla.
De los cinco millones de puertorriqueños que viven en Estados Unidos, según cifras del censo estadounidense de 2015, un millón reside en Florida. La mayoría llegaron desde 2006 por la crisis financiera. (I)
Fuente:http://www.eluniverso.com